Tuesday, March 19, 2013

El mejor

Inmortal es aquel que vive en la memoria de las generaciones. Los de efímera fama mueren junto con quienes la crean. La obstinación de que en todos los emprendimientos tenga que haber un número 1 prueba la insensatez humana y lo degradado que está hoy el concepto de grandeza. Homero empardó las virtudes. Así Héctor es tan guerrero como Aquiles. Criseida, la hija del sacerdote, es tan hermosa y codiciada como Briseida la muchacha del Mirmidón y Diómedes fue tan inteligente como Odiseo anunque menos astuto y traidor. Hasta en belleza, una Diosa tuvo que sobornar un juez para triunfar en un concurso donde las tres competidoras igualaban los encantos para merecer aquella manzana. El mismo Alighieri puso varios personajes en cada uno de los círculos infernales, nivelando así las culpas y los martirios. En el canto V la acusación de lujuria vale tanto para Semiramis, Dido, Cleopatra, Elena y mi admirada Francesca, sin declarar quién lo fue más o lo fue menos. Para la mediatez de los tiempos actuales la paradoja de Zenón no sirve como anécdota, porque no tiene un ganador para fotografiar. Se me objetará que si un caballo gana un derby de los grandes, pasa a la historia, eso es cierto. Pero la misma historia continúa y ese mismo campeón es derrotado al poco tiempo por el que no llegó a los laureles en las grandes citas. ¿Cuál es el mejor? No lo sé. Todo debería ser contemplado en el devenir del tiempo y no en el instante del fotochart. Triviales y eternas discusiones genera el fútbol e infinidad de temas, respecto a quién fue el mejor. Sinrazones, fanatismos y pasiones campean en esas porfías. Voy a escribir una semblanza que tiene algo que ver con esta cuestión. Inspirado en Plutarco, y con perdón, yo también, veo un paralelismo entre personajes del arte de los siglos XVI y XVII en Roma y los cultores de ese otro arte que me tocó en suerte ver: el fútbol. Antes vale recordar lo afirmado por Miguel Ángel "el que trabaja con las manos es un operario, el que lo hace con sus manos y la cabeza es un artesano y el que emplea no sólo las manos y su cabeza sino también el corazón, es un artista" Este concepto vale también para los pies. Jugadores hay, por miles, que dominan la técnica de manera notable. Uno de ellos, Cristiano el portugués. Es habilidoso por demás, pero como dijo el Diego "hace un gol y te vende un shampoo" y como todos sabemos, los anunciantes de shampoo son poco menos que títeres. Hecha esta aclaración, vayamos a las vidas paralelas. Miguel Ángel - Pelé El fiorentino fue el primero que revolucionó todo, arrancándole a la piedra figuras extraordinarias por su forma y acabado. Otro tanto hizo el brasileño con sus jugadas. Los hechos de ambos fueron gigantescos. Uno tradujo un libro sagrado al idioma del color, en una pared y el techo de cierta capilla a una altura que da vértigo. El otro logró para su país y su gloria, tres campeonatos mundiales de fútbol. Ambos compartieron la osquedad, el mal carácter, la intolerancia y un no muy disimulado vedetismo. Rafael - Maradona Los dos fueron extrovertidos, joviales y ejercieron su arte divirtiéndose. El de Urbino exploró las oscuras grutas bajo las calles de Roma y encontró "el grotesco". El de Fiorito se aventuró también a otros laberintos y fue, él mismo, algo grotesco. Multitud de figuras y un universo de colores fue su legado irrepetible. Bernini - Messi El napolitano capitaneó un enorme taller de arte que llenó de obras las iglesias y San Pedro. El rosarino, también capitán, colmó con sus habilidades los deseos de los innumerables feligreses de esas gigantescas catedrales paganas que son los estadios de Fútbol. Ambos tuvieron la ayuda de artistas geniales y así Iniesta es Borromini, Xavi es Baratta y Mascherano es Lucenti, el fundidor de bronce que forjó los cañones que defendieron a Roma. El escultor no pudo resistir la tentación de copiar al Laoconte (quizás el mármol más logrado de todos los tiempos) y repitió, en su San Longino del Vaticano, el rostro del sacerdote de Apolo. El jugador, hizo otro tanto y calcó la obra maestra de Maradona contra los ingleses repitiendo así, tal vez el mejor gol de la historia. Los dos, repito, la Pulga y el cabaliere, se rodearon de colaboradores tan hábiles e inspirados como ellos mismos, pero el acabado y el toque final de sus obras, siempre dependió de su voluntad, de su virtuosismo, de su grandeza. El divino Bernini, dijieron los Papas, las multitudes gritan lo mismo pero de Messi. Así fueron y así son, porque el arte es eterno, éstos personajes que están muchísimo más allá de la media, perdurando por eso mismo, en la memoria del género humano. Gracias, gracias a cada uno de estos grandes artistas que hacen felices a los hombres, porque todos son EL MEJOR. Néstor V N Rucci en el último día del fin del mundo 12-12-12

Thursday, February 28, 2013

Semblanza

Miguel Angel Merisi, llamado El Caravaggio. En sus ojos llevaba escondido el fotómetro que mucho después encontraron otros hombres. Mezcló la luz y las sombras como ninguno, porque las conoció en su alma. En la última pintura que realizó, la cabeza ensangrentada de Goliat, muestra su propia cara. Él mismo fue un gigante, la impetuosidad y las pasiones fueron su David. Huyendo de una culpa que el Papa ya había indultado, se le escapó la vida en un barco que debió abordar y no hizo a tiempo. Murió en una playa solitaria, las olas dijeron su réquiem. R.I.P. Enero 2 de 2013

Saturday, June 25, 2011

ilusoria

Hoy escuché y vi por televisión a un hato de tipos pregonando la muerte de Borges. Por mi ocupación la percibí todo entrecortado y de a ratos. Nadie orilló siquiera su obra, siquiera un verso, solo pantallazos y segundos de su voz.
Nadie dijo, que el mármol que lo nombra, allá en Ginebra, es apenas un símbolo, que la tumba está vacía, que su figura y su pensamiento mutaron en imágenes fantásticas en el alma de sus fieles, porque también El, oficia el sacerdocio del arte, como Homero, como Shakespeare, como Sófocles, como no muchos.
Fue un elegido, alcanzó la ubicuidad, condición sólo de los dioses, permitiéndole con ello, la magia de habitar el mismo instante, los más diversos parajes del orbe un una Babel de idiomas.
Nadie dijo que desnudó los sentimientos que conforman el alma de los hombres.
Nadie dijo que en sus "breves años y largas horas", "contando sílabas" anuló al tiempo, afirmando que es un invento del hombre.
Nadie dijo que bajo el brillo del oro divisó a Proteo.
Nadie dijo que compartió con el cautivo hijo de Pasífae "el fétido redil, sin puertas y ventanas", no pudiendo jamás "destejer esa red de piedra" que lo atrapó, también a Él, por el resto de su existencia.
Nadie dijo que muy al norte, contempló "el espejo donde se mira Dios" y que en el "vidrio mágico que "multiplica", vio la eternidad. Nadie dijo que espió a "las máscaras ponerse caras"
Nadie dijo que fue amigo de Palermo y Adrogué y que estaba clavado en el Sur, "como un palenque pampa, clavado en la pampa".
Nadie dijo que vio "una mosca en la carne quieta de Cristo en la cruz".
Nadie dijo que por sus escritos contra el nazismo, Perón lo "destinó al gallinero".
Nadie dijo nada.
!Yo digo!
!Su muerte fue ilusoria, Borges es inmortal!

A mi mismo

"no hay peor trampa que la construída con nuestras propias manos" Flavio

Felices fueron mis días antes de "ese día", cuando aún me interesaba todo; cuando mis hijos me revelaban el mundo y las carcajadas y los gritos de mis nietos, la vida. Cuando caminando por las callles de Bs. As. me deslumbraban los escaparates, las librerías, los cafés, las bellísimas mujeres, las exposiciones, los cines; cuando me hundía en el sur, rodeado de los más espectaculares paisajes de la tierra, con la caña de pesca que se me escapaba de las manos tras las truchas. Cuando en Golfo Nuevo, esa pradera honda, las ballenas ejercían sus amores, poniéndome lentes de niño para que las mirase. Cuando los parrales al pie de la cordillera me imaginaban la grecia de Dionisos, la Creta de Pasífae, las laderas de Italia, la Francia de Borgoña y Reims. Cuando en los arenales del noroeste pisaba las dunas del Sahara; cuando los montes chatos y pobres de Santiago evocaban mis tiempos idos; cuando en una lancha , en el mar, fuí pescador y fuí Jasón. Cuando en mi Córdoba sospechaba en la sombra de cada piedra lo que fui. Cuando en las catedrales jugaba a las escondidas con Dios y nunca hallé...
cuando los pájaros...
cuando los atardeceres...
cuando la música... cuando era feliz.
10 de enero, "ese día" desapareció la realidad, y comenzó la pesadilla. Como un meteoro, todo lo arrasó un recuerdo, un solitario hecho habido 50 años antes!
El alma humana tiene rincones insospechados donde el infierno guarda sus llamaradas.
Eso fue ayer, hoy 20 de junio, los demonios se esfuman, comienza el despertar. Hoy quiero soñar que fue un sueño, quiero creer que ya es la realidad, que ahora llueve en el patio y hace frío.
Quiero creer que estoy escribiendo este papel.
¡Quiero creer que estoy vivo!

Saturday, April 30, 2011

helenista

"Cuando en todas las casas haya una heladera y dos en ninguna, funcionará a humanidad"

H. D. F. Kitto

Helenista Inglés

morir por una idea



"...luchó contra Hanuman y su ejército de monos" (leyenda Indú)

Todos lo apuntan, hasta una canilla, temerosos que como Elías, sea rescatado por el cielo en un carro de fuego. El también fue un profeta, quizás el último.

Wednesday, March 2, 2011

Cronos

1955. Santa Eufemia, Córdoba. Fines de julio.
Nos encontramos en el velorio de nuestro abuelo (digo nuestro porque su mamá y mi padre eran hermanos). Vinieron muchísimos parientes y se turnaban para dormir. Estuvo, este hombre, como una semana hasta que al fin falleció.
Una tarde la vi a R acurrucada en el piso entre dos camas y, con suavidad y tacto para no despertarla, le di un beso en la mejilla. Tenía 14 años y yo 16. En esos días nos juntábamos en una piecita que, a manera de despensa, mi madre utilizaba para almacenar los dulces, las salsas de tomate, picles, y frutas secas que ella misma elaboraba y, entre otras cosas, chucherías de todo tipo entre las que se destacaba un viejo arcón que usábamos de asiento para leer la revista chilena Ecran, cuyo contenido se refería al cine en general. Estábamos juntos todos los días.

1957. Inriville, Córdoba. Principios de febrero.
Realizaron, en la chacra de mi tío, una fiesta que duró más de diez días (así era antes) para conmemorar el cumpleaños de 15 de varias primas. R, Olga, Lucila, Inés, y mi hermana, todas más o menos de la misma edad.
Creo que fue mi padre quien contrató una avioneta Piper para pasearnos. La invité a dar una vuelta y fue en el aire que la besé en el hombro. Se sonrojó, y vi en sus ojos, por primera vez, la chispa del amor. El amor nace en una chispa, y sabe quién en qué incendios acaba!

1958. Los Surgentes, Córdoba (su pueblo). Enero, quizás febrero.
Fuimos con mi familia a visitar a la suya. Los caminos eran de tierra negra y como había llovido, nos empantanamos varias veces. Yo llegué completamente embarrado. Mientras me lavaba, con una bomba de manija que estaba en el patio de su casa, levanté la vista y me encontré con sus ojos. Ese fue el destello definitivo (ella también lo vivió).

1959. Ciudad de Córdoba. Quizás mediados de año.
Con un nerviosismo no ajeno a la edad y un temor al rechazo que me asfixiaba, le dije "mi amor" en una carta. Me contestó que ella siempre me había amado. En ese momento el paraíso dejó de ser una palabra para mí. Nos carteamos varios meses destilando tanta miel como ansiedad.

1960. Ciudad de Córdoba. ?
Estando en el servicio militar, decidí al fin visitarla. Me recibió una tardecita en el umbral de su casa, en los Surgentes. El asombro casi nos había paralizado. No atiné a otra cosa más que un beso en la mejilla, que tenía más de vergüenza que de amor. Después de la cena nos besamos por primera vez y allí sí creí que el hombre no sólo crea a los dioses, sino que él mismo es uno de ellos y su felicidad abarca el universo todo. Allí, en se instante, el ser humano es eterno.
Según le sugiere su memoria, ella contó seis visitas a su casa, la mía, contaminada por el olvido, tres. (La mujer, en estas cuestiones, es más certera que el hombre.)
Contemporánea del primer beso comenzó a oírse la desaprobación de nuestras familias. Primero un murmullo ralo. Uno que otro, en voz baja comentaba nuestra parentesco (como dije antes, éramos primos hermanos). En poco tiempo subió de tono y se generalizó. Al año, quizá mucho menos, la crítica y el descontento eran tal que todos, sin excepción, daban su veredicto condenatorio. Mi madre, Torquemada en sus juicios, capitaneaba todo ese clero cuya sotana era la ignorancia y su cogulla, los prejuicios. De allí devino la intolerancia total. Se convirtió en un incesto, intervino el llanto, los juramento, y se pudrió todo! Cada mañana, cada desayuno, mi madre, anegada en lágrimas, me rogaba la ruptura. Mi padre, tal vez influenciado por ella, mi hermana Nelly, pariente que me cruzara por allí, y cuanto tipo fuera, se sumaban al ataque. Soporté no sé cuánto tiempo, al fin triunfó la inquisición prendiéndome fuego el alma: tuve que retractarme.
Le escribí una carta lapidaria en la que terminaba con todo y cuyos términos precisos ignoro. No obstante, a los pocos días de ese infierno le escribí de nuevo, contándole lo arrepentido que estaba y pidiéndole perdón. No hubo respuesta.
Al tiempo le envié otra carta repitiendo los ruegos, y perduró el silencio. Como nadie se resigna a perder un amor, insistí con una tercera, ya acosado por la desesperación. Y nada. El silencio me ahogaba, en verdad se me había incendiado el alma. Imaginé que me había olvidado por otro. Pasados algunos meses, le comenté en una cuarta carta que había encontrado en la vida a una inglesita divina y esperaba que también ella fuese feliz. Creo que a mediados de 1963, es avara mi memoria.

1964. Ciudad de Córdoba. 7 de noviembre.
Velatorio de mi madre en casa de mi padre. Estaba yo con "la inglesita" al borde del féretro y le inquiero por R a Ovidio, un primo nuestro. Me contesta muy orondo que estaba de novio con un muchacho de Cruz Alta, Córdoba, y que pronto se casaría.

1978. Mataderos, Capital Federal.
Visito a un tío al que no veía desde hacía años y a quien yo apreciaba mucho. Él me comenta, sin que yo se lo preguntara, que R todavía me amaba. Me reí, porque pensé en una cargada. Me insistió que era verdad. Le pregunté cómo lo sabía y me respondió que había ido a pasear por allá. Esa noche volvió ella a mi memoria, pero no perduró porque hacía poco tiempo que me había vuelto a juntar, por tercera vez, con "la inglesita".

2011. Ciudad de Córdoba. Comienzos de enero.
Casa de mi hermana Nelly, vacaciones, amigos entrañables, paseos, sierras, asados, museos. Decidí volver no sé qué día y uno de esos amigos, médico y compinche de juventud, me insta a prolongar la estadía. Y así fue. Y es así como no debería haber sido. Una de esas noches, suena el teléfono, atiende mi hermana, que se queda un buen rato hablando. Yo tomaba mate. En un momento me llama y me alarga el tubo. Una voz de mujer me sorprende. Me dice que es fulana de tal, una prima de un pueblo de Córdoba, no lejos de Los Surgentes. Yo la había visto por última vez en aquella fiesta de 15, en casa de su padre, más de 50 años atrás, cuando era una niña. No sé de qué hablamos, porque para mí era totalmente desconocida. No obstante me comenta, y de ahí su deseo de comunicarse conmigo, que R me estaba buscando y como mi hermana aún la odia, nunca se comunicaron. Me da su número de teléfono. Demás está decir que su solo nombre me shoqueó y de no haber estado enjaulado en las costillas, mi corazón se fugaba. Sentía sus golpes desesperados contra el pecho. El número de línea de 10 dígitos no necesité escribirlo. Se grabó en mi memoria como la impronta del martinete en el hierro.

Al otro día a las 3 de la tarde hablé con ella.

La conversación y las sensaciones que me produjo están en la primera carta, lo que no está allí es esto: Cuando le pregunté por qué no había respondido a los gritos que guardaban aquellas cartas del pasado, me contó que en un principio había recibido sólo la primera carta, la de la ruptura, y que, recién 11 años después su madre le arrojó sobre una mesa las otras cuatro. ¿Tanto odio me profesaba esa vieja arpía? Eso fue fatal. Ya tenía sus hijos . Se hundió en una depresión, mayor de la que le produjo la ruptura años antes. Su hermana Hilda confirmó lo que ya había oído de ella misma: que estaba muerta en vida y lo único que le interesaba en su existencia eran sus 3 hijos. Me confesó que no había amado a nadie más. “Las cosas que ella me dijo por hombre yo no las digo”.

26 de febrero de 2011.

Sunday, November 30, 2008

sol

16 cumpleaños de mi nieta mayor. Tal vez intuya un murmullo extraño ignorando su origen y sin mucha pena, deja huérfana a su muñeca; entre risas, coqueta con la vida. Aún siendo hoy, ya está en el mañana.
Es a esa edad cuando comienza a esfumarse el nosotros y aparece el yo como un sol en el horizonte.

viaje al olvido

Hoy se suicidó un amigo; incapaz de matar una mosca, a los 80 años, edad en la que el hombre se aferra a la vida de manera desesperada hasta la lástima incluso. Ni la falta de dinero, ni la soledad, ni la enfermedad, eran fantasmas que lo rondaran.
Hasta poseía el privilegio de alquilar algún amor de utilería, que como agua fresca sorbía haciendo crecer algunas hojas en ese árbol del deseo que los muchos años no habían aún carcomido.
Una muerte insólita (si es que las hay).
Todos tratamos de aventurar algún motivo. Uno solo. No lo hallamos.
Dicen los que saben que el suicidio no es provocado por una sola causa sino por la acumulación de varias. Todo es incógnita. También fue un 10 de noviembre que otro amigo, mi suegro, inició el viaje hacia el olvido.

"Cien mil muertos es una estadística, una muerte es una tragedia". (Stalin)

Sunday, November 16, 2008

De cuadernos en blanco

Encontré un cuaderno sin usar e inmediatamente pensé al ver sus hojas en blanco ¡Oh! qué extraño, aquí se guardan figuras y recuerdos, voy a pedirlos presatados al olvido por un momento, luego volverán a él. Y así voy a consultar a una egoísta memoria que sólo depara retazos de vivencias: un trozo de ópera; Don Bartolo codiciando a una Rosina fresca y despreocupada; o el pantallazo, sobre las tablas, de un Espartaco suspendido en el aire como huyendo de sus cadenas y la tierra; o el sonido que Ricci le hurtaba a un Amatti.
Una madonna del Sanzio...
Un verso de Baudelaire.
Una figura poética pensada por ese hombre que fue un creyente devoto de espejos y laberintos y que imaginó, allá en el norte, una aurora donde se mira Dios.
La figura, lejana en el tiempo, de un hijo que se superpone a la fotografía y no sabemos cuál de los dos es el original.
Las curvas de un camino en la montaña, allá en mi juventud, un arroyo, unas flores silvestres... ¿Dónde?...
¡Dónde!
Un rostro ya borrado, en cuyos ojos supuse un día la vida eterna, y en su color el paisaje verde que compartimos con Dios en los comienzos. ¿Serán polvo? ¿Dónde?

En ese tiempo di por descontado, sinceramente, que yo sería inmortal. Gritaba en la cumbre de los cerros las cuatro palabras postreras del hijo en la cruz, con la esperanza de que un carro de fuego, como a Elías, me eximiese de los males de este mundo.
Era el tiempo del Yuspe, el San Guillermo, el Río Chico y la Quebrada. Era el tiempo de las truchas, ese pez que sólo habita en los frescores de montaña, soledad y duendes, en aguas de una transparencia tal, que más que verlas, hay que imaginarlas.
Hoy es "Parque Nacional Quebrada del Condorito" Hollado por el turista fotógrafo o el paseante desprevenido, que quién sabe qué imagina, allí, donde nosotros una vez pensamos el cielo y la eternidad.
¿Las truchas? Las truchas también se habrán marchado. ¿Dónde? Tal vez al igual que nuestra juventud: hacia el olvido, la nada.
El hombre al igual que la vestimenta se destiñe, se gasta, termina con parches y remiendos, hasta de color distinto. Dicen por allí de fulano: "qué raro, ¡cambió de idea!" Pero no es así; no cambió nada, solo tiene un remiendo, un parche de otro color. Por eso no soportan a los ancianos, son ropa vieja, y a veces no los tiran a la basura porque como sucede con algunas prendas, las guardan de recuerdo (eso en el mejor de los casos)(ojalá tenga el coraje).
No somos UN hombre, somos EL hombre, somos la especie toda, no el individuo. Somos un clon repetido hasta el hartazgo, en todos los colores y modelos; todos los seres vivientes que nos rodean están presentes en él; desde el pájaro y la flor, hasta el chacal.

Sólo el arte nos separa de los animales.
Vea sino, tómese un huevo de calandria, lléveselo a Australia o a la muralla que inició el chino que quiso abolir el pasado, incúbelo y verá al cabo de unos días, aparecerá un pajarillo parecido a cualquier pajarillo pero que con las semanas se transformará en una calandria y luego cantará como sus antepasados, con su conducta, sus plumas, sus miedos. Todo ello devino en el mapa genético de los de su especie, impreso en la célula madre. Con los hombres ocurre igual, todo está en el registro genético. Hasta allí ave y hombre comparten tiempo y espacio en una igualdad espeluznante.
Pero un día se oye una música que nadie escuchó nunca, que no estaba en ningún clon de nadie y aparece el arte.
Descubrimos que Beethoven es un hombre cualquiera pero posee el fuego divino que Prometeo robó a los dioses: es el don de producir ARTE.
Por él, Rafael pintó colores que desconoce el mismo arcoiris.
Y podemos ver el hambre en el Ugolino traidor.
La desesperación y la lucha feroz por la vida en el Laocoonte.
La piedad en el gesto dulce de esa joven mamá que contempla en su falda al hijo asesinado.
A Homero que mezcló a los dioses con los hombres.
A Shakespeare que develó todos los rincones del alma.
A Einstein que sospechó un espacio y un tiempo curvos...
y así de ese modo el Universo!
El arte, al contrario de lo que ocurre con los actos de los otros seres vivientes, en que todo, absolutamente todo, es herencia repetitiva, el arte es la creación misma.
Hasta las divinidades son frutos del a imaginación. Dios es una obra de arte pintada por los hombres en sus propias almas. El Fiorentino lo pintó en un techo.
Y qué extraño: a los dos hay que hacerles mantenimiento y limpieza, de tanto en tanto, para que perduren!

PD: Con los años no sabré tanto, pero ignoro menos.

Miserere

Era un conocido. Nos saludábamos al cruzarnos por las calles.
Su nombre: Darío; su oficio: fotógrafo; su distracción: la quiniela; su consuelo: la cerveza; su compañía: la soledad.
Todos lo apreciaban en el pueblo.
Fui a su velatorio.
Allí el padre, su papá, parado junto al muerto repetía una y otra vez: "perdoname Darío, perdoname Darío"...
Con voz queda, su ruego insistente martillaba el borde del féretro en un intento inútil por despertar la compasión.
¡Quién sabe qué acto vil lo impulsó a tan grande contricción!
Casi podían oirse los reproches de su conciencia. Sus ojos enrojecidos dejaban translucir, como en dos cristales, las llamaradas de su alma. Las lágrimas no apagaban el fuego que lo consumía.
Magnificado todo por lo irreversible, esa escena me mostró cuán cerca estamos del infierno.

Huyendo, me interné en la noche, sospechando en cada sombra el espectro del muerto que, en un acto supremo de piedad, absolviese al pecador. "El sueño, hermano de la muerte" (decía el aeda) tardó en venir a mi cuarto, quizás espantado por esos temores inexplicables que, de tanto en tanto, asolan el alma humana.

El hombre, hacedor de dioses, termina, también, creando sus propios infiernos.

Agnus dei qui tollis peccata mundi; ora pro nobis.

M

Creí una vez que si había una sola alma que ignoraba la maldad aún en la forma más opaca era la suya. Su sonrisa frecuente era incapaz de ocultar una tristeza que asomaba en sus ojos, reflejando, quizás, una herencia remota, ancestral. Daba la idea de que cruzaba por el mundo con un determinismo inexorable, fatal.
De haber sido su vida en edades bíblicas, de la mano de Abraham, con su sola inocencia, habría salvado del fuego a las dos ciudades más pecadoras.
En una oportunidad me comentó que Dios era el programador de sus actos y la ayudaba en sus momentos difíciles. Le respondí que este señor no sería una persona muy cuerda si primero la metía en un lío, para sacarla luego de él; o que, en el más optimista de los casos, la agarraba para la joda. Se puso muy mal y me dijo que no debía hablar de ese modo.
En verdad, poseía una fé enorme, su creencia era de un realismo palpable, tal como el llanto de un bebé en un colectivo. Su Jehová le era particular (de su propiedad): no lo compartía en las sinagogas.
Alguien con no muchas aristas para inspirar grandes recuerdos, pero sí, con una bondad e inocencia capaz de perdurar hasta en la memoria más perezosa.
Ésta es la imagen que tengo de ella. Ruego a su Dios, no la abandone en los momentos de congoja.

Invierno

A veces el invierno se perfuma de verano y huele a calores por unos días para luego retomar a sus olores húmedos y fríos. Tristes.
No es que asocie ésto con los pesares ni que la muerte sea más muerte en este tiempo que en verano. No.
La ausencia de verdes, la falta de flores, el topless de los árboles aunado todo al avinagrado comportamiento de las gentes, hacen de esta estación algo que ronda en lo despreciable.

Obra

Hoy me ha visitado la desdicha.
Una nostalgia que es la suma de todas las nostalgias, como una manga de langostas, se propuso devorarme el alma, y por primera vez en mi existencia, lloro mi propia muerte.
No el temor que espanta a todos los mortales. No. Lloro el vacío que habrá de quedar en los seres que me aman. Lloro porque se habrá marchado conmigo un trozo de sus almas y que tal vez quieran llenar con lágrimas. Lloro lo retratos de mi padre y de mi madre que guardan mi memoria; sus sonrisas, sus tristezas, sus vestidos, sus amigos, sus afanes...
Ellos también se habrán ido conmigo cuando caiga el telón de esa obra efímera que con orgullo denominamos "la vida"

Puntos de oscuridad

Se prodigaba una noche de esas que solo conocen aquellos que han estado en las sierras de mi Córdoba: un infinito de estrellas, separadas apenas por puntos de oscuridad, porque en verdad, así son las noches de Tanti.
No conozco las de Granada en "La Alhambra", ni las de Bagdad, inmortalizadas por los relatos de Sherezada; pero tampoco conozco la envidia para con esos lugares.
El sur, la patagonia, reserva también esas visiones de ensueño pero... Son mudas. Quizás estén habitadas por hadas y duendes de los bosques (yo los he percibido) no obstante, impera el silencio. Allá en mis montañas a orillas del arroyo, montan sus escenarios nocturnos ranas y sapos que conciertan su música, tal vez para deleite de espectadores que nosotros ignoramos y sólo ellos ven, acompasado todo por el isócromo grillo que un poco avergonzado de su única nota, la emite oculto en las sombras.
¡Oh, Tanti! ¿Dónde guardas esa música? ¿Dónde aquellos (mis) años? ¿O acaso vos también los haz perdido?
El asfalto, las muchas gentes, los ruidos, el griterío de los niños, la sirena de los moribundos...
¡Eres una ciudad! y en las ciudades no hay arroyos donde canten las ranas y los sapos, las luces apagan a las estrellas. Será por eso que hay tanta soledad y miedo.